Posts Tagged ‘masaje tailandés’

Divertido Video de Masajes…

Domingo, Febrero 6th, 2011

DESVELAMOS LA REALIDAD SOBRE EL MITO DEL “HAPPY ENDING”

Seguimos con las pilas puestas en este 2011, y para muestra, ahí va un video ilustrativo sobre la conocida técnica del “Happy Ending” o Final Feliz en la versión castiza…

Hemos subtitulado el vídeo para que no os perdáis el feliz final mientras miráis el diccionario.


Parece divertido… ¡Me voy a probarlo ahora mismo! ¡¡Hasta otro día!!

Al filo de la navaja

Sábado, Enero 22nd, 2011

BARBE
RÍAS, ¿LUJO ASIÁTICO O TENDENCIAS SADO?

Al igual que existían en la España que no he conocido, o al menos que no recuerdo, en Tailandia y en otros Países del Sudeste Asiático, perduran las barberías tradicionales, o incluso los barberos a pie de calle con una silla y una navaja (en Hanoi vi unos cuantos).

¿El Lejano Oeste o el Cercano Thailandia?

Desde China nos llegan noticias de un barbero, entrenado en las artes del kung-fu, que ha decidido cortar el pelo en su barbería en posición vertical, unicamente apoyado por su cabeza. Su nombre es Wang Xiaoyu y tiene su barbería en Changsha, en la provincia de Hunan, por si alguno estáis interesados en tan interesante espécimen, aunque yo del afeitado no me fiaría demasiado…

Wang Xiaoyu en acción


Mi experiencia en barberías en Tailandia ha sido siempre muy agradable. Antes había una pequeña barbería muy cerca de mi antiguo apartamento, en una calle sacada del siglo XIX, un oasis en medio del caos de Bangkok, la regentaba una simpática tailandesa, y no había más personal. Para mí era un remanso de paz, la frecuentaba varias veces a la semana.

Durante los 15 minutos que duraba el afeitado (y en ocasiones los 30 de espera a modo de preliminares) desconectaba del trabajo, de los problemas, y me relajaba en esos pensamientos y recuerdos que nuestro día a día occidental no deja tiempo para recordar. Hacer esto mientras se tiene una hoja de afeitar afilada entorno a tu cuello, no dejaba de ser un aliciente más, una entrega total de cuerpo y alma, lo uno a la simpática Mod, y lo otro al recuerdo y e incluso al descanso total dejando la mente en blanco…

Finalizado el afeitado, y como complemento perfecto a la tensión generada por la afilada navaja que había recorrido mi cara y mi cuello durante unos largos minutos, venía lo mejor, un corto pero placentero masaje de espalda, cuello y brazos, cortesía de las barberías en Tailandia que, en el caso de mi barbera, y animada por mi cara de satisfacción, convertía esos minutos posteriores al afeitado en un arte, en un relajante ritual, similar al de fumarse un cigarrillo después de una larga noche de sexo.

El corte de pelo no desmerecía tampoco en absoluto, e incluso llevaba el ritual a una nueva dimensión. El ritual de corte(jo) empezaba normal, preciso, pausado, relajado, dejándome absorto en la calma, tal vez con cara de tonto (lo siento, no lo puedo corroborar). Nada presagiaba los siguientes pasos, los siguientes placeres accesibles solo a unos pocos elegidos que vivimos en esta parte del Mundo…

Al corte de pelo siguió una pregunta sutil, pero lo suficientemente cargada como para volar el edificio, “¿Xampú?” (¿te lavo la cabeza?) . Permanecí indeciso unos momentos, no sabía que decir, en unos segundos, que me parecieron eternos, analicé la pregunta y las consecuencias de mi decisión en uno y otro sentido, estaba en un dilema casi existencial, (y además llegaba tarde a una reunión, todo hay que decirlo).

La respuesta que salió de mis labios fue un “dai krap” (ok) casi imperceptible. Tomé asiento en un sillón confortable y, tras envolver mi cuello y hombros con una pequeña tela impermeable, depositó suavemente mi cabeza en el lava cabezas (lo siento no he encontrado un nombre menos soso que ése).
A partir de ahí me sumergí en una nueva experiencia, un nuevo ritual difícil dejar atrás en el recuerdo, echó el champú y sus manos empezaron a masajear dulce pero enérgicamente mi cuero cabelludo, mi cabeza, mi cuello, una y otra vez durante varios minutos, que me hicieron entregarme de nuevo al vacío mental, el mayor placer que se puede encontrar en un día normal de trabajo y estrés, en una ciudad como Bangkok, con un tráfico que hace que el peatón desee colgarse
de los cables de la luz para poder caminar sin sobresaltos… Imposible pensar, relajarse o recordar, cuando se va caminando por la ciudad, tampoco cuando se conduce, y seguramente menos aún cuando se va de pasajero en un taxi o autobús…

Tras el masaje vino el aclarado y… ¡otra sesión de champú y masaje!, ¡y otra más!, hasta 3 veces… A esas alturas yo ya había enviado un mensaje para retrasar la reunión al tiempo que había apagado el teléfono.

Tras esos 3 interminables enjabonados, masajes, y aclarados, envolvió mi cabeza con una toalla a modo de marajá y me invitó a retornar a la butaca de barbero, donde comenzó el ritual de afeitado con la navaja, pero en esa ocasión, después esos minutos de éxtasis mental a modo de preliminares había conseguido que me entregará más que nunca, podía cortar con la navaja por donde quisiera, ya no importaba una oreja más o menos, la entrega era total, si es que lo podía ser más aún.

Tras el afeitado siguió el correspondiente masaje, pero en este caso un poco más largo, quizás para acentuar aún más mi agonía y tristeza cuando dejara la barbería camino del caos…

Estaba aún exhorto en el masaje, con mis ojos cerrados, mi mente en blanco, pensando que ya lo había visto todo, o mejor dicho, que ya lo había sentido todo, cuando tuve una sensación nueva, intensa, brutal… Noté como algo alargado y firme se introducía por mi orificio, como entraba y salía, como giraba en mi interior, no podía abrir los ojos, no quería abrirlos! La sensación era indescriptible, de entrega total, no podía moverme. En apenas unos segundos que se me hicieron también eternos, noté por fin como salía de mí y respiré de nuevo, pero no por mucho tiempo, pues al momento Mod, mi barbera favorita, tomo otro bastoncillo de algodón y atacó mi oído izquierdo… tras ello… unos minutos más de suave masaje en mi cuello para liberar tensiones … y la temida despedida.

La experiencia había durado algo menos de una hora y me había costado la friolera de 120 bahts, unos 3 Euros, pero había sido inolvidable. Bueno, de no ser por las siguientes veces que visité a Mod para cortarme el pelo, y las veces que aún hoy lo sigo haciendo, cuando mi pelo lo necesita, aunque ahora vivo a unos 20 Kilómetros de la barbería y para el afeitado me tengo que conformar con mi máquina de afeitar eléctrica.

¿Lujo Asiático o Tendencias Sado? ;-)

Hablando de barberías, un amigo (a quien llamaré Mr. “T”) me comentó que en una ocasión estaba sentado cómodamente en la butaca de una barbería del Sudeste Asiático, para un corte de pelo, relajado y entregado a sus pensamientos, cuando de repente y sin dejar de oír las tijeras ni de notar que le seguían cortando el pelo, sintió algo bastante curioso… la sensación de que algo se metía bajo sus pantalones.
Abrió los ojos y vio a una (otra) chica, por suerte ésta sin tijeras, que estaba jugando con sus posesiones más íntimas, mientras su compañera te cortaba el pelo (de la cabeza se entiende).
Se negó a contarme como terminó la historia…

En otra ocasión algo curioso me sucedió a mí en Taiwan, cuando volvía a mi hotel por la noche, después de visitar un mercado nocturno donde había visto varios restaurantes llenos de curiosas mascotas en terrarios de cristal.
Se trataba de enormes serpientes, boas, pitones albinas y otras bellezas, y por lo visto no eran realmente terrarios con mascotas, sino una especie de muestrario del tipo que ofrecen las marisquerías (acuarios con langostas), donde la clientela elegía la pieza que le parecía más apetitosa y de ahí… ¡A la sartén!

Al pasar por una calle semi iluminada, “please! please!”, una voz de mujer comenzó a llamarme desde una tienda con la persiana a medio bajar y sin luz en su interior, situada al otro lado de la acera.
Vi que se trataba de una barbería y, curioso, y también algo preocupado, me acerqué a ver qué querían.
Una vez frente a la puerta, pude ver las piernas de un par de chicas, y les pregunté qué pasaba… Massage sir? Massage sir? Here! Come! Come inside! No entré, pero me pareció una curiosa barbería… ¡Mod! ¿Dónde estás?

Más Masajes… por favor

Martes, Enero 18th, 2011

AMAZING MASSAGES

Despues de salir de un coma profundo que me ha tenido en éxtasis durante varios meses, lo primero que me he propuesto es escribir una nueva entrada para el Blog, con la esperanza, que no compromiso, de no volver a permanecer dormido por un período superior a un mes.

Retorno con mis disculpas a los blogueros que me siguen (a los dos), y mi promesa de intentar volver a alegrar sus vidas o devolverles el dinero…

En esta ocasión el tema va de masajes, y por ello he estado instruyéndome, recibiendo masajes durante todos estos meses, ya que no me gusta escribir sin dominar los temas de forma práctica.

Como ya sabéis Tailandia es famosa por sus masajes, pero seguro que no sabías de esta variedad, llamada “Chang Massage”, o masaje del elefante.
No, nada que ver con Shin Chan y su “trooooompa!”. Se trata de un masaje proporcionado con la trompa y las patas de un elefante de verdad, y se pued
e disfrutar en muchos de los parques de elefantes que hay repartidos por toda Tailandia.
Solo hace falta algo de valor y una toalla, ah! y un elefante, claro.
No sé si vale o no la pena dárselo, pero os garantizo que vale la pena
ver como se lo dan a otros.
De todas formas, como me gusta probarlo todo (ejem, casi), le pediré a mi amigo Tib
urcio, el elefante, que me de uno, pero antes de salir de copas por si acaso…

Propongo ampliación del negocio con liposucciones.

A falta de elefante, puede usarse una apisonadora…


Hablando de masajes, mi amigo Lucas Candola, tuvo una curiosa experiencia cuando acudió a un pequeño salón de masajes, situado en los bajos de una destartalada casita de madera.
Pasó por delante y, como nos suele suceder en Thailandia, cuando no vamos estresados de trabajo y tenemos tiempo, (y también cuando vamos est
resados de trabajo para quitarnos el estrés) se dijo a sí mismo, ¿porqué no?
Una vez dentro, una simpática y joven masajista le dio la bienvenida (y una toalla) y desapareció de la sala, dejándole intimidad para desprenderse de su ropa, paso previo a desprenderse de su estrés, preocupaciones y dolores con un reconfortante masaje de aceite.
Minutos más tarde apareció de nuevo la amable muchacha y comenzó el masaje, él se relajó, cerró los ojos y se dejó llevar por los suaves y precisos movimientos de su anfitriona.
De pronto le pareció oír voces y abrió los ojos, ante él y a modo
de tribuna, una pareja de ancianos había situado dos sillas y no perdían detalle cual partido de tenis, del desarrollo del masaje… Resultaron ser los padres de la chica, los cuales como buenos padres estaban orgullosos de lo bien que trabajaba su hija, y no quisieron perder detalle de su debut ante el toro (y no lo digo por los cuernos, Lucas).

Otro amigo, Alonso Bando, me contaba hace un tiempo una experiencia cuanto menos curiosa… Durante sus vacaciones en una de las preciosas islas de Tailandia, decidió meterse en una pequeña cabaña que ofrecía masajes a buen precio.
En unos minutos se encontraba ya cómodamente sentado en una butaca y le estaban dando un relajante masaje en la cabeza (no empecemos a pensar mal, que yo a las cosas las llamo por su nombre).
La chica estaba de pie detrás de él, inclinada sobre su cabeza entregada a su labor, Alonso estaba en la gloria, pero de repente empezó a notar una presión constante bajo su cuero cabelludo.
Pensó para sí que debía ser una nueva técnica de masaje relajante y esperó, y esperó,… y esperó… hasta que al cabo de unos minutos y extrañado a
brió los ojos y giró un poco la cabeza, justo para poder comprobar que la masajista … ¡Se había dormido con las manos apoyadas sobre su cabeza!

Creo que en Europa nunca aprenderemos el arte del Masaje Thai


La siguiente anécdota le sucedió a un amigo que en este caso me pide que no lo nombre, así que pondré solo sus iniciales.
F.E.O. estaba en la estación de autobuses de una pequeña ciudad asiática y su autobús no salía hasta 2 horas más tarde, por lo que decidió darse un masajito tradicional en el establecimiento de la estación.
Al entrar, una guapa y esbelta señorita preguntó a FEO si quería que le diera el masaje ella misma o la otra chica, señalando a una chica digamos
“muy simpática” pero poco agraciada. Como a nadie le amarga un dulce, la elección no le pareció difícil y lanzó un “You!” que despertó de golpe a todos los obreros que estaban haciendo unas reformas en la estación de autobuses…
Subieron ambos (sin los obreros) a una amplia planta superior donde en ese momento no había nadie más, se puso el pijama, y empezó el masaje.
Ella le explicaba que era profesora de masajes y, por lo que me contó, debía ser cierto, pues el masaje estaba siendo realmente muy bueno, le contó también que era la encargada del establecimiento, que tenía un novio Ruso, que
se habían peleado,…
Llegados a este punto, FEO estaba ya tan relajado que se quedó completamente dormido. No sabe cuanto tiempo, sólo sabe que tuvo un sueño muy dulce y que despertó con la masajista con la boca llena y entregada a los placeres de la carne magra, como diría mi amigo Fernando Blado (nada que ver con FEO, al que respetando su voluntad ya he comentado que no nombraría).
Inicialmente se quedó blanco del susto, pero siguiendo las indicaciones de la masajista: “rilak”, “salip” (relájate, duerme), y
viendo que no había nadie más en toda la planta, pensó “Qué Coño!” y cerró los ojos de nuevo…
Finalizadas las 2 horas de masaje y a punto de perder el autobús, a FEO aún le quedaría una sorpresa más. Pensó que la broma seguramente le costaría cara, pero al menos se había quedado la mar de relajado… Entonces la m
asajista le pidió si por favor le podía dar una propina de 40 bahts (¡algo menos de 1 Euro!) En ese momento notó un ligero cambio en el tono de voz de la masajista, volviéndose mucho más grave… Empezó a fijarse con más detenimiento, y llegó a la conclusión de que quien le había dado tan placentero masaje había sido un Ladyboy… ¡Ahí sí se debió quedar blanco de verdad!

Os dejo por el momento, mientras sigo disfrutando de otro masaje…


La muerte de un Mito

Martes, Noviembre 18th, 2008

RATAOUILLE O EL FIN DEL DESCANSO DEL GUERRERO

Hace unos meses os hablaba de la aventura del paso de la frontera tailandesa por la frontera terrestre de Aranyaprathed. Véase la entrada: extension-de-la-fecha-limite-del-visado.html

Pues bien, después de varios años realizando gustoso este recorrido, he decidido cambiar de ruta o al menos cambiar de hotel para la próxima vez.

Como sé que os lo estaréis preguntando, os contaré como ha muerto el Mito.

Salí de Bangkok como es habitual a mediodía, y me subí al bus que me llevaría a Aranyaprathet, Aran para los amigos (y para los que nos cuesta pronunciar semejante nombre).

Llegué a Aran sobre las 7 de la tarde y en esta ocasión (ya llevaba la mochila demasiado agujereada de la última vez) decidí subirme a una mototaxi por un precio razonable, 30thb (unos 70 céntimos de Euro), la cual me llevó a mi hotel favorito, para iniciar el clásico y legendario proceso del Descanso del Guerrero…

Hasta ahí todo correcto y según lo esperado:Check in, ducha y visita al salón de masajes para encargar un masaje en la habitación para después de la cena.

Es en dicha visita cuando empecé a ver que algo había cambiado en el cuento… Lo primero que me sorprendió fue que en el amplio salón de masajes, sólo había dos masajistas y éstas eran, digamos (de forma optimista) rellenitas, entradas en años y no muy agraciadas físicamente, también había una encargada, la cual por no hablar creo que no hablaba ni Tailandés, y a la que para que entendiera qué es lo que quería, le tuve que hacer un dibujo, ¡Qué útil me ha sido el bolígrafo en este viaje, sólo comparable a lo útil de la mochila en mi anterior aventura!…

Una vez entendido que quería un masaje. ¡Qué ocurrencias tienen estos extranjeros, pedir un masaje en un salón de masajes! Llegó la terrible pregunta…

¿Cuál de las dos masajistas quiere que le de el masaje?

Realmente terrible decisión, de la que dependería mucho más de lo que podía llegar a imaginarme…
Por un lado una chica gordita, de unos 45 años, feuchilla, con semblante serio.
Por otro una chica gordita, de unos 45 años, feuchilla, con una sonrisa de oreja a oreja.

Me decanté por lo más fácil (¡Craso error número 1!), la “chica” de la sonrisa. Pensé para mí, al menos aunque no disfrutara de su belleza y sensualidad, disfrutaría de su simpatía y de la calidad de su masaje. No en broma, normalmente los mejores masajes terapéuticos tailandeses me los han dado mujeres de cierta edad, ya que suelen tener mucha más experiencia y aplican la presión adecuada en los puntos adecuados.

Esta vez me decidí por un relajante masaje de aceite (¡Craso error número 2!).
Masaje con Miss Simpatía programado a las 10 de la noche en la habitación 209.

Turno de volver a mi habitación y encargar el delicioso arroz frito al servicio de habitaciones. Y para no desmerecer de mi masajista, esta vez encargué 2 arroces, uno con gambas y otro con pollo. Para mí los dos, se entiende, no penséis mal.
Los arroces deliciosos, como siempre, y por apenas un Euro y medio los dos.

Un poco de Nintendo DS para relajar la mente, mientras veía la película Ratauille en la televisión, y a esperar un rico masaje antes de dormir…

A la hora pactada llega la “tremenda” masajista, y empieza el masaje con aceite, bueno digo masaje por llamarlo de alguna forma, ¡vaya forma de destrozar el mito del masaje tailandés! Restregando el aceite como si fuera crema bronceadora, de forma parca y repetitiva, clavándome las uñas a cada pasada, sentándose sobre mis piernas…

Cierro los ojos, no puedo creerlo, parece de chiste, ¡qué horror de masaje, realizado por qué horror de masajista! Se para, entreabro los ojos y veo como se está ¡quitando la blusa! ¡Quiero morirme! Le pregunto por señas (no habla nada de inglés ni tampoco entiende mi tailandés) que qué está haciendo, me dice que no quiere ensuciarse la blusa con el aceite, cierro los ojos de nuevo.

Me pregunta ¿Duermes?, le respondo no, sólo me estoy relajando… La realidad: estoy rezando para que no se quite más ropa.

Sigue la tortura, ahora me clava una pulsera que lleva en la mano izquierda en el cuello… cuatro refregadas más y se para de nuevo, Dios! ¿Qué irá a hacer ahora? Se está poniendo de nuevo la blusa, eso me tranquiliza. Me pregunta que qué me ha parecido el masaje, miro el reloj y no puedo creerlo, han pasado 40 minutos y he pagado 2 horas de masaje, le enseño el reloj y me mira con cara de pocos amigos, dice ok, ok, y vuelve a hacer exactamente los mismos movimientos de refriega y tortura.

Se para, abro los ojos, ¿Qué pasará ahora?, me mira sonriente y me pregunta ¿Quieres hacer el amor conmigo? Empiezo a buscar la cámara oculta ya que no me lo puedo creer… Le digo que gracias pero que no puedo, “que tengo novia”, “que tengo mujer”, “que tengo 5 hijos”, “que soy gay”,… Pone cara de no entender nada de lo que le estoy diciendo… Sigo intentándolo, “que no tengo dinero”… Eureka! Al final parece entenderme, borra la sonrisa de su cara y vuelve a su “ardua labor” de restregar aceite. Incluso cuando el bote de aceite deja derramar alguna gota del mismo, me lo restriega (el bote) por las piernas…

Al cabo de unos 30 minutos, yo ya no puedo más, quiero dormir, quiero olvidar… A su vigésima pregunta sobre si me ha gustado el masaje, le digo que sí, y que me voy a dormir.

Muy sonriente, echa el aceite al bolso y… me pide propina. Me dice que no es tailandesa, que es de la India y empiezo a entender un poco más. En ese momento veo la misma sonrisa previa a su ofrecimiento carnal y al vérmelas venir, saco rápidamente 100 baths del bolsillo y le digo hasta mañana! Se va… respiro… me duele todo más que cuando llegué al hotel, pero por fin puedo descansar.

O eso creía yo…

A eso de las 2 de la madrugada empiezo a oír ruidos como si hubiera alguien en la habitación. Asociándolo a las pesadillas que estaba aun teniendo con la masajista como protagonista, no les hago mucho caso. Vuelvo a oír ruidos media hora más tarde, y cada vez más intensos, me despierto, enciendo la luz, en la habitación no hay nadie, pienso que el trauma de la masajista me durará toda la vida, vuelvo a cerrar los ojos…

Media hora más tarde los ruidos se intensifican, pienso que es el vecino de la habitación de al lado, pero los ruidos no cesan. Enciendo la luz y veo delante de mis narices, sobre la mesa, ¡a Ratauille!

Llamo a la recepción del hotel e intento explicar lo que ocurre, “have one rat in my room”, “have one big animal”, dicen no entender nada. Consigo que vengan a mi habitación, y les hago un dibujo (desde ahora el bolígrafo ha pasado a ser mi fiel compañero de viaje). Exclaman “ahh, one lat” (que sería algo así cómo “ahh, una lata”). Les dejo con la escoba en la mano y emigro a otra habitación a intentar dormir un poco.

Son las 5 de la madrugada del lunes 17 de Noviembre de 2008, la realidad supera a la ficción, el Mito del Descanso del Guerrero ha muerto…

Descanse en Paz.

Es tiempo de despedidas …

Domingo, Agosto 10th, 2008

UNOS QUE VIENEN, OTROS QUEEE SE VAAAAN,… UNOS POCOS NOS QUEDAMOS, OTROS LLEEEGARAAAÁN,… LA VIDA SIGUE IGUAAAL


Aunque mi voz está a años luz de la de Julio Iglesias (se podría abrir un panel de discusión sobre si eso es bueno o malo), las despedidas siempre son tristes, pero cuando se trata de amigos, sabes que seguro los vas a volver a ver en cuanto tengas la menor oportunidad.

Escribo estas lineas como despedida para todos ellos, sabiendo que seguirán visitando este Blog para mantenerse al corriente de este País tan querido por todos ellos, y con la esperanza que escriban de vez en cuando algún comentario en él, para saber que están ahí, tan lejos pero a la vez tan cerca, de Tailandia y de nosotros.

Algunos marcharon ya, como mi buen amigo Emilio, quien ha decidido no irse muy lejos, a Singapur concretamente, y a quien deseo lo mejor en esta nueva aventura. Estoy seguro que nos vamos a ir viendo de vez en cuando. Con él marcharon María y sus 2 hijos, con vistas a revolucionar un poco ese pequeño País. Lo digo por el padre, no por los niños…

También marchó hace unas semanas mi amigo Tiburcio, el elefante, en este caso siguiendo los pasos de Emilio, ya que ha elegido también Singapur para establecerse. Yo sinceramente no acabo de verlo moviendo la trompa en una ciudad como esa, ni me lo imagino paseando en sus lomos a turistas por en medio de la autopista, pero quién soy yo para cuestionar su decisión, un simple humano al fin y al cabo. De todas formas, lo que no ha abandonado es su prolífico Blog, www.asiabudayrollitosprimavera.blogspot.com, por lo que será él mismo el que nos contará puntualmente sus evoluciones y tribulaciones. Según me comentaba, se planteó inicialmente el ir a España una temporada, pero para ello debía cambiar el nombre de su blog, y www.españaflamencoytortilladepatatas.com no le acababa de convencer, por lo que decidió permanecer en Asia y así no tener que cambiar de blog. Creo que mirado de este modo tomó la decisión acertada.

Otro enamorado de Tailandia, Fernando Mullor, volvió a España hace una semana, después de 3 o 4 años viviendo las mil y una aventuras en este increíble País. Ex corresponsal de prensa de la Agencia EFE, ex profesor de español y tenis, ex traductor, ex Disc-Jockey y tantas otras cosas… En este caso, la aventura que emprende este tremendo hombre orquesta, es doble al haber decidido casarse y dejar Tailandia al mismo tiempo. Le deseo lo mejor en ambos proyectos, y espero verlo por aquí pronto de vacaciones.

Hace unos meses Vicente salió de Tailandia en dirección a la antigua Saigón, en Vietnam, aventurándose en un nuevo proyecto empresarial. Nos hemos visto en un par de ocasiones desde entonces, y he podido comprobar que ya se ha hecho con el País. De todas formas, espero que nos vengas a ver de nuevo muy pronto.

A punto de partir está mi amigo Jose Luís, que después de dedicar la mayor parte de su vida al sector público, emprende nuevas aventuras empresariales en España, para dar a conocer lo mejor de la cultura tailandesa en nuestro País. Los que tengáis la suerte de vivir, o pasar unos días en Madrid, vais a poder disfrutar de los auténticos masajes terapéuticos tailandeses sin necesidad de tomar ningún avión. Sin ánimo de repetirme, los masajes tailandeses son un auténtico lujo asiático, del que yo ya no puedo prescindir. El Centro de Masajes de Madrid en un par de meses estará ya a todo rendimiento. Esta es la página web, para que podáis estar atentos a su inminente apertura: www.masajethailandes.com


No son los únicos que se van; el Embajador de España en Tailandia creo que deja Bangkok también este año; Loreto vuelve a España a finales de Agosto, tras unos años ”gestionando” la Oficina Comercial; Pepe, del Ministerio Defensa marchó hace unas semanas,… y seguro que me dejo a más de uno, lo cual no significa que no se les vaya a echar mucho de menos también por aquí.


También es tiempo de bienvenidas, ya que acaban de aterrizar o está por llegar la futura ”Flor y Nata” de la representación española en Tailandia, y pronto tendremos nuevo Cónsul, nuevo Embajador, nuevo Canciller, nuevo responsable de la Oficina Comercial Española, nuevo responsable de la Agencia EFE en Tailandia, nuevo Agregado de Defensa, ¿nuevo elefante?, …


La mayoría de sus predecesores han dejado el listón muy alto a nivel profesional y humano, así es que mucho ánimo a los recién llegados …


En la foto, tomada en una de las despedidas en casa del Embajador, algunos de los que se van y unos pocos de los que nos quedamos. Concretamente, si partimos la foto por la mitad, ya se han empezado a marchar los de la parte izquierda, mientras que los de la parte derecha nos resistimos de momento (haciendo piña como podéis ver) a abandonar el barco …

La muerte de un Mito

Viernes, Abril 19th, 2024

RATAOUILLE O EL FIN DEL DESCANSO DEL GUERRERO

Hace unos meses os hablaba de la aventura del paso de la frontera tailandesa por la frontera terrestre de Aranyaprathed. Véase la entrada: extension-de-la-fecha-limite-del-visado.html

Pues bien, después de varios años realizando gustoso este recorrido, he decidido cambiar de ruta o al menos cambiar de hotel para la próxima vez.

Como sé que os lo estaréis preguntando, os contaré como ha muerto el Mito.

Salí de Bangkok como es habitual a mediodía, y me subí al bus que me llevaría a Aranyaprathet, Aran para los amigos (y para los que nos cuesta pronunciar semejante nombre).

Llegué a Aran sobre las 7 de la tarde y en esta ocasión (ya llevaba la mochila demasiado agujereada de la última vez) decidí subirme a una mototaxi por un precio razonable, 30thb (unos 70 céntimos de Euro), la cual me llevó a mi hotel favorito, para iniciar el clásico y legendario proceso del Descanso del Guerrero…

Hasta ahí todo correcto y según lo esperado:Check in, ducha y visita al salón de masajes para encargar un masaje en la habitación para después de la cena.

Es en dicha visita cuando empecé a ver que algo había cambiado en el cuento… Lo primero que me sorprendió fue que en el amplio salón de masajes, sólo había dos masajistas y éstas eran, digamos (de forma optimista) rellenitas, entradas en años y no muy agraciadas físicamente, también había una encargada, la cual por no hablar creo que no hablaba ni Tailandés, y a la que para que entendiera qué es lo que quería, le tuve que hacer un dibujo, ¡Qué útil me ha sido el bolígrafo en este viaje, sólo comparable a lo útil de la mochila en mi anterior aventura!…

Una vez entendido que quería un masaje. ¡Qué ocurrencias tienen estos extranjeros, pedir un masaje en un salón de masajes! Llegó la terrible pregunta…

¿Cuál de las dos masajistas quiere que le de el masaje?

Realmente terrible decisión, de la que dependería mucho más de lo que podía llegar a imaginarme…
Por un lado una chica gordita, de unos 45 años, feuchilla, con semblante serio.
Por otro una chica gordita, de unos 45 años, feuchilla, con una sonrisa de oreja a oreja.

Me decanté por lo más fácil (¡Craso error número 1!), la “chica” de la sonrisa. Pensé para mí, al menos aunque no disfrutara de su belleza y sensualidad, disfrutaría de su simpatía y de la calidad de su masaje. No en broma, normalmente los mejores masajes terapéuticos tailandeses me los han dado mujeres de cierta edad, ya que suelen tener mucha más experiencia y aplican la presión adecuada en los puntos adecuados.

Esta vez me decidí por un relajante masaje de aceite (¡Craso error número 2!).
Masaje con Miss Simpatía programado a las 10 de la noche en la habitación 209.

Turno de volver a mi habitación y encargar el delicioso arroz frito al servicio de habitaciones. Y para no desmerecer de mi masajista, esta vez encargué 2 arroces, uno con gambas y otro con pollo. Para mí los dos, se entiende, no penséis mal.
Los arroces deliciosos, como siempre, y por apenas un Euro y medio los dos.

Un poco de Nintendo DS para relajar la mente, mientras veía la película Ratauille en la televisión, y a esperar un rico masaje antes de dormir…

A la hora pactada llega la “tremenda” masajista, y empieza el masaje con aceite, bueno digo masaje por llamarlo de alguna forma, ¡vaya forma de destrozar el mito del masaje tailandés! Restregando el aceite como si fuera crema bronceadora, de forma parca y repetitiva, clavándome las uñas a cada pasada, sentándose sobre mis piernas…

Cierro los ojos, no puedo creerlo, parece de chiste, ¡qué horror de masaje, realizado por qué horror de masajista! Se para, entreabro los ojos y veo como se está ¡quitando la blusa! ¡Quiero morirme! Le pregunto por señas (no habla nada de inglés ni tampoco entiende mi tailandés) que qué está haciendo, me dice que no quiere ensuciarse la blusa con el aceite, cierro los ojos de nuevo.

Me pregunta ¿Duermes?, le respondo no, sólo me estoy relajando… La realidad: estoy rezando para que no se quite más ropa.

Sigue la tortura, ahora me clava una pulsera que lleva en la mano izquierda en el cuello… cuatro refregadas más y se para de nuevo, Dios! ¿Qué irá a hacer ahora? Se está poniendo de nuevo la blusa, eso me tranquiliza. Me pregunta que qué me ha parecido el masaje, miro el reloj y no puedo creerlo, han pasado 40 minutos y he pagado 2 horas de masaje, le enseño el reloj y me mira con cara de pocos amigos, dice ok, ok, y vuelve a hacer exactamente los mismos movimientos de refriega y tortura.

Se para, abro los ojos, ¿Qué pasará ahora?, me mira sonriente y me pregunta ¿Quieres hacer el amor conmigo? Empiezo a buscar la cámara oculta ya que no me lo puedo creer… Le digo que gracias pero que no puedo, “que tengo novia”, “que tengo mujer”, “que tengo 5 hijos”, “que soy gay”,… Pone cara de no entender nada de lo que le estoy diciendo… Sigo intentándolo, “que no tengo dinero”… Eureka! Al final parece entenderme, borra la sonrisa de su cara y vuelve a su “ardua labor” de restregar aceite. Incluso cuando el bote de aceite deja derramar alguna gota del mismo, me lo restriega (el bote) por las piernas…

Al cabo de unos 30 minutos, yo ya no puedo más, quiero dormir, quiero olvidar… A su vigésima pregunta sobre si me ha gustado el masaje, le digo que sí, y que me voy a dormir.

Muy sonriente, echa el aceite al bolso y… me pide propina. Me dice que no es tailandesa, que es de la India y empiezo a entender un poco más. En ese momento veo la misma sonrisa previa a su ofrecimiento carnal y al vérmelas venir, saco rápidamente 100 baths del bolsillo y le digo hasta mañana! Se va… respiro… me duele todo más que cuando llegué al hotel, pero por fin puedo descansar.

O eso creía yo…

A eso de las 2 de la madrugada empiezo a oír ruidos como si hubiera alguien en la habitación. Asociándolo a las pesadillas que estaba aun teniendo con la masajista como protagonista, no les hago mucho caso. Vuelvo a oír ruidos media hora más tarde, y cada vez más intensos, me despierto, enciendo la luz, en la habitación no hay nadie, pienso que el trauma de la masajista me durará toda la vida, vuelvo a cerrar los ojos…

Media hora más tarde los ruidos se intensifican, pienso que es el vecino de la habitación de al lado, pero los ruidos no cesan. Enciendo la luz y veo delante de mis narices, sobre la mesa, ¡a Ratauille!

Llamo a la recepción del hotel e intento explicar lo que ocurre, “have one rat in my room”, “have one big animal”, dicen no entender nada. Consigo que vengan a mi habitación, y les hago un dibujo (desde ahora el bolígrafo ha pasado a ser mi fiel compañero de viaje). Exclaman “ahh, one lat” (que sería algo así cómo “ahh, una lata”). Les dejo con la escoba en la mano y emigro a otra habitación a intentar dormir un poco.

Son las 5 de la madrugada del lunes 17 de Noviembre de 2008, la realidad supera a la ficción, el Mito del Descanso del Guerrero ha muerto…

Descanse en Paz.

Tailandia Singular (2)

Viernes, Abril 19th, 2024

SÓLO EN TAILANDIAONLY IN THAILAND (2)

Continuamos esta sección con las últimas anécdotas aparecidas en los medios en los últimos meses.

Empezamos con la curiosa historia de una simpática ancianita del Sur de Tailandia desaparecida durante 25 años al tomar el autobús equivocado para ir de compras a Malasia.
El autobús la llevó a Bangkok y, una vez allí, al tratar de regresar, tomo otro que la alejó mucho más de su familia, llevándola hasta Chiang Mai, en el Norte de Tailandia. La policía informó por error a su familia, tras la desaparición, que había perecido en un accidente de tráfico.
La mujer de etnia malaya solo hablaba yawi, un dialecto del malayo hablado en las provincias musulmanas del Sur de Tailandia, por lo que no pudo hacerse entender durante todos estos años.
Tras 5 años dedicados a mendigar para poder sobrevivir, fue llev
ada a un centro para indigentes, donde pasó la mayor parte de estos años, hasta que unos estudiantes de su misma provincia, Narathiwat, llegaron al centro de acogida y escucharon a una mujer cantar en Yawi, lo cual despertó su curiosidad.
La mujer explicó la historia de su “escapada” de compras, y que tenía marido y 7 hijos en su pueblo, Dusongyo.

Por fin, después de 25 años “de compras”, ha regresado felizmente con su familia . ¿Les habrá traído muchos regalos?

Yo intenté lo mismo hace unas semanas, pero a los dos día mi novia me encontró y me trajo a gorrazos de nuevo a Bangkok

La siguiente noticia está protagonizada por unos compañeros de Tiburcio, concretamente 4 elefantes macho y 4 hembras, los cuales han entrado en el libro Guinness de los Records al alcanzar una de sus pinturas un precio record, 39.000 $US pagados por un amante del arte de los Estados Unidos. Se ignora si cuando realizó la compra llevaba él también una buena trompa…

El cuadro mide 2,4 metros, y se llama “Cold Wind, Swirling Mist, Charming Lanna Number One y los artistas son del Campo de Elefantes de Mae Sa, en Chiang Mai, Norte de Tailandia.

Se está poniendo de moda, y ya hay varias webs en Internet que venden las obras de arte paquidermo. Os pongo el enlace de una de ellas por si queréis poner un “Trompa” en vuestro salón: http://www.elephantartgallery.com/paintings/

Por cierto, no dudéis en contactar conmigo si estáis interesados en que Tiburcio os pinte algo, aunque su arte podría definirse como, digamos, abstracto…

Por un puñado de … tierra

Viernes, Abril 19th, 2024

¿QUÉ ESTÁ PASANDO ENTRE TAILANDIA Y CAMBOYA?

Siempre me he resistido a tratar temas serios en este Blog, o al menos a tratarlos en un tono serio, puesto que para ello existen otros muchos Blogs informativos, políticos, de opinión, etc.
Pero como estos días estamos saliendo en los medios de comunicación (otra vez…), mi email vuelve a estar saturado, y mi teléfono echando humo, he pensado en escribir esta entrada de una forma totalmente objetiva (sin entrar en valoraciones personales) a título informativo, contándoos lo que conozco sobre el tema.

Me refiero a las confrontaciones en la frontera Thailandesa-Camboyana de la zona del templo de Preah Vihear, área de litigio entre estos dos Países desde hace medio siglo, recrudecida por la reciente incorporación a la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, hace tres meses.


Lo que en un principio debería ser una alegría para cualquier País, debido al incremento del turismo en la zona que suele acompañar a los lugares seleccionados por dicha entidad, ha supuesto una escalada de presencia militar de los dos Países en los alrededores del Templo.

Supongo que los funcionarios que determinaron dicha incorporación deben (o deberían) estar arrepintiéndose en estos momentos de haberlo hecho. Yo lo veo algo así como cuando le compras una consola de videojuegos a tu hijo mayor, después de haber sacado buenas notas, y en ese preciso instante empieza la escalada de protestas del hijo pequeño, que también la quiere. Al final esas protestas acaban resultando en una agresión física, llamemosle tirada de pelos o mordisco en la brazo del hermano mayor, y en la consiguiente respuesta del mismo. Evidentemente lo primero que uno piensa es ¿porqué demonios le compraría la consola a mi hijo mayor con lo tranquilas que estaban las cosas en estos momentos…?
No voy a entrar en detalles de quien es realmente el hijo mayor y el pequeño en este caso, porque he prometido no hacer valoraciones personales.

Ese trocito de tierra que rodea al Templo ha pasado a llamar la atención de las autoridades y de los medios de comunicación de ambos Países, (y de paso a desviarla de otros temas…), y ha desembocado en un pequeño conflicto armado focalizado en ese pequeño terreno del Este de Tailandia. Personalmente no creo que las cosas vayan mucho más allá de pequeños enfrentamientos entre los soldados de uno y otro lado de la frontera, encaminados a llamar la atención de los medios, ya que ambos lados creen tener la razón.

Esta semana a alguno de ellos se le debió disparar su arma reglamentaria y la liaron de nuevo, resultando un par de soldados thailandeses heridos, un soldado camboyano muerto, y 10 soldados thailandeses hechos prisioneros, según los medios de comunicación.

El Templo está situado en el límite de la ladera de una montaña, perteneciente (excepto ese pequeño puñado de tierra) a Tailandia, lo cual hace que el acceso al mismo desde Tailandia sea muy sencillo, pero muy complicado el acceso desde Camboya (ver foto). Y del mismo modo , hace que alguno se plantee la idoneidad o no de dicha división territorial …

La Linea amarilla marca la frontera entre ambos Países

Templo Preah Vihear en primer plano


Una sentencia del Tribunal Internacional de la Haya de 1962 dio la razón a los camboyanos, aunque debido a la influencia francesa (antiguos colonos de Camboya) en la Haya, tampoco entraré a valorar si esta sentencia fue justa o injusta con los Tailandeses. De todos modos, yo no había nacido en aquella época, por lo que haciendo caso de lo que me enseñaron de joven, no pongo la mano en el fuego por nada de lo que no he visto y vivido, y con respecto a lo que he visto y vivido, puedo llegar a poner un dedo cerca de la estufa como máximo…. no sea que me queme.

No parece que pueda llegar todo a mayores, puesto que Camboya es un País más pequeño y con un ejercito bastante más débil que el tailandés, y con muchos menos medios para un conflicto armado. No parece probable por ello una guerra entre ambos Países como se pronostica en algunos medios de comunicación alarmistas españoles y extranjeros.

Mi consejo para los que visitéis Tailandia, es que os mantengáis alejados de esa pequeña zona del Este del País, en concreto se trata del Distrito de Kantharalak, en la Provincia de Si Sa Ket, la cual además es una zona alejada y no turística. Los únicos turistas que visitan la zona lo hacían para visitar el Templo de Preah Vihear, y creedme, en estos momentos no sería lo más recomendable, a no ser que seáis amantes de los deportes de alto riesgo… Por otro lado, tenéis en Tailandia muchas otras ruinas de la cultura Jemer mejor conservadas, como el bonito Templo de Pimai en Nai Muang, cerca de Nakhon Ratchasima. Y por supuesto, si estáis en Camboya, no debéis perderos la zona de Templos de Angkor.

El resto del País, salvo algunas escaramuzas durante las manifestaciones políticas (las cuales siempre son en una pequeña área delimitada de Bangkok), se respira la tranquilidad y normalidad más absoluta, y todos siguen con su vida normal.

Mi consejo de nuevo, es más que evidente, no te metas en medio de una manifestación política no autorizada, al igual que no lo harías en cualquier otro País civilizado, o te arriesgas a recibir, por un lado o por el otro. A no ser que seas amante de las emociones fuertes y los deportes de aventura extrema, y por supuesto sabiendo que si te pasa algo, ha sido por tu propia … ejem … digamos … falta de sentido común.

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