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Más Masajes… por favor

Martes, Enero 18th, 2011

AMAZING MASSAGES

Despues de salir de un coma profundo que me ha tenido en éxtasis durante varios meses, lo primero que me he propuesto es escribir una nueva entrada para el Blog, con la esperanza, que no compromiso, de no volver a permanecer dormido por un período superior a un mes.

Retorno con mis disculpas a los blogueros que me siguen (a los dos), y mi promesa de intentar volver a alegrar sus vidas o devolverles el dinero…

En esta ocasión el tema va de masajes, y por ello he estado instruyéndome, recibiendo masajes durante todos estos meses, ya que no me gusta escribir sin dominar los temas de forma práctica.

Como ya sabéis Tailandia es famosa por sus masajes, pero seguro que no sabías de esta variedad, llamada “Chang Massage”, o masaje del elefante.
No, nada que ver con Shin Chan y su “trooooompa!”. Se trata de un masaje proporcionado con la trompa y las patas de un elefante de verdad, y se pued
e disfrutar en muchos de los parques de elefantes que hay repartidos por toda Tailandia.
Solo hace falta algo de valor y una toalla, ah! y un elefante, claro.
No sé si vale o no la pena dárselo, pero os garantizo que vale la pena
ver como se lo dan a otros.
De todas formas, como me gusta probarlo todo (ejem, casi), le pediré a mi amigo Tib
urcio, el elefante, que me de uno, pero antes de salir de copas por si acaso…

Propongo ampliación del negocio con liposucciones.

A falta de elefante, puede usarse una apisonadora…


Hablando de masajes, mi amigo Lucas Candola, tuvo una curiosa experiencia cuando acudió a un pequeño salón de masajes, situado en los bajos de una destartalada casita de madera.
Pasó por delante y, como nos suele suceder en Thailandia, cuando no vamos estresados de trabajo y tenemos tiempo, (y también cuando vamos est
resados de trabajo para quitarnos el estrés) se dijo a sí mismo, ¿porqué no?
Una vez dentro, una simpática y joven masajista le dio la bienvenida (y una toalla) y desapareció de la sala, dejándole intimidad para desprenderse de su ropa, paso previo a desprenderse de su estrés, preocupaciones y dolores con un reconfortante masaje de aceite.
Minutos más tarde apareció de nuevo la amable muchacha y comenzó el masaje, él se relajó, cerró los ojos y se dejó llevar por los suaves y precisos movimientos de su anfitriona.
De pronto le pareció oír voces y abrió los ojos, ante él y a modo
de tribuna, una pareja de ancianos había situado dos sillas y no perdían detalle cual partido de tenis, del desarrollo del masaje… Resultaron ser los padres de la chica, los cuales como buenos padres estaban orgullosos de lo bien que trabajaba su hija, y no quisieron perder detalle de su debut ante el toro (y no lo digo por los cuernos, Lucas).

Otro amigo, Alonso Bando, me contaba hace un tiempo una experiencia cuanto menos curiosa… Durante sus vacaciones en una de las preciosas islas de Tailandia, decidió meterse en una pequeña cabaña que ofrecía masajes a buen precio.
En unos minutos se encontraba ya cómodamente sentado en una butaca y le estaban dando un relajante masaje en la cabeza (no empecemos a pensar mal, que yo a las cosas las llamo por su nombre).
La chica estaba de pie detrás de él, inclinada sobre su cabeza entregada a su labor, Alonso estaba en la gloria, pero de repente empezó a notar una presión constante bajo su cuero cabelludo.
Pensó para sí que debía ser una nueva técnica de masaje relajante y esperó, y esperó,… y esperó… hasta que al cabo de unos minutos y extrañado a
brió los ojos y giró un poco la cabeza, justo para poder comprobar que la masajista … ¡Se había dormido con las manos apoyadas sobre su cabeza!

Creo que en Europa nunca aprenderemos el arte del Masaje Thai


La siguiente anécdota le sucedió a un amigo que en este caso me pide que no lo nombre, así que pondré solo sus iniciales.
F.E.O. estaba en la estación de autobuses de una pequeña ciudad asiática y su autobús no salía hasta 2 horas más tarde, por lo que decidió darse un masajito tradicional en el establecimiento de la estación.
Al entrar, una guapa y esbelta señorita preguntó a FEO si quería que le diera el masaje ella misma o la otra chica, señalando a una chica digamos
“muy simpática” pero poco agraciada. Como a nadie le amarga un dulce, la elección no le pareció difícil y lanzó un “You!” que despertó de golpe a todos los obreros que estaban haciendo unas reformas en la estación de autobuses…
Subieron ambos (sin los obreros) a una amplia planta superior donde en ese momento no había nadie más, se puso el pijama, y empezó el masaje.
Ella le explicaba que era profesora de masajes y, por lo que me contó, debía ser cierto, pues el masaje estaba siendo realmente muy bueno, le contó también que era la encargada del establecimiento, que tenía un novio Ruso, que
se habían peleado,…
Llegados a este punto, FEO estaba ya tan relajado que se quedó completamente dormido. No sabe cuanto tiempo, sólo sabe que tuvo un sueño muy dulce y que despertó con la masajista con la boca llena y entregada a los placeres de la carne magra, como diría mi amigo Fernando Blado (nada que ver con FEO, al que respetando su voluntad ya he comentado que no nombraría).
Inicialmente se quedó blanco del susto, pero siguiendo las indicaciones de la masajista: “rilak”, “salip” (relájate, duerme), y
viendo que no había nadie más en toda la planta, pensó “Qué Coño!” y cerró los ojos de nuevo…
Finalizadas las 2 horas de masaje y a punto de perder el autobús, a FEO aún le quedaría una sorpresa más. Pensó que la broma seguramente le costaría cara, pero al menos se había quedado la mar de relajado… Entonces la m
asajista le pidió si por favor le podía dar una propina de 40 bahts (¡algo menos de 1 Euro!) En ese momento notó un ligero cambio en el tono de voz de la masajista, volviéndose mucho más grave… Empezó a fijarse con más detenimiento, y llegó a la conclusión de que quien le había dado tan placentero masaje había sido un Ladyboy… ¡Ahí sí se debió quedar blanco de verdad!

Os dejo por el momento, mientras sigo disfrutando de otro masaje…


Un grupo muy especial…

Viernes, Septiembre 12th, 2008

UNO DE LOS GRUPOS MÁS ORIGINALES DEL PANORAMA MUSICAL MUNDIAL … ES TAILANDÉS

En 2005 Sony BMG seleccionó, entre 200 candidatas de diferentes ciudades de Tailandia, a las 5 componentes de lo que sería un nuevo y original grupo de pop, las Venus Flytrap. Hasta ese momento eran estudiantes universitarias, bailarinas o cantantes.

A estas despampanantes y provocativas chicas, Gina, Shasha, Taya, Amy y Bobo, las podríamos considerar la respuesta tailandesa a las Spice Girls.

Su primera actuación fue a finales de 2006 en una conocida discoteca de Bangkok, llamada Route 66, y tras el éxito de dicho concierto, poco después sacaron su primer disco “Visa for Love“. Lo he estado escuchando y la verdad es que da el pego y tiene buen ritmo bailable.

Los nombres artísticos de las componentes del grupo son tan sugerentes como Hot Venus, Posh Venus, Cool Venus, Naughty Venus y Sweet Venus.

La originalidad del grupo radica en que es el único grupo musical de mujeres con 5 miembros. Pero con 5 miembros en todos los sentidos… A diferencia de otros niños prodigio, el sueño de la infancia de las 5 era llegar a ser … mujeres.
Aunque parezca mentira, tanto por sus voces como por su físico, las 5 son Kathoeys (
transexuales).

Este quinteto se ha convertido en el primer grupo musical tailandés integrado sólo por “ladyboys“, y en el segundo grupo de este tipo a nivel mundial, tras el cuarteto coreano “Lady
.

Os dejo algunas fotos más y no os voy a preguntar cuál os parece más guapa, por no poneros en un compromiso …





Bienvenido al Club!

Martes, Mayo 13th, 2008
MEJOR TENER UN KATOEY DELANTE … QUE TENERLO DETRÁS!
Había oído antes la expresión “Mejor tener un Katoei delante que tenerlo detrás” en boca de algunos amigos. Finalmente, y después de varios años, he conseguido entender a qué se referían mis amigos cuando me hacían estos comentarios, ya que si está detrás te puede robar la cartera… O no se referirían a eso? (katoey es el nombre que se da en Thailandia a los “ladyboys” o transexuales).
El otro día me llamó mi amigo Dani apesadumbrado, había pasado a formar parte del selecto Club Thailandés “Españoles Desposeídos de su Cartera por un Katoey”, pero en vez de entrar en el Club por la puerta grande y con la alegría de sentirse miembro respetado y de pleno derecho de este selecto Club, me hablaba con pena y algo de resquemor.
Poco después entendí su descontento, se la habían robado justo antes de pagar las copas en una conocida discoteca, y al pasarle la generosa cuenta de las mismas y éste contarles su historia, los camareros le habían obligado a lavar las copas y ceniceros durante toda la noche. Y eso no fue lo peor, comentaba Dani, lo malo fue que al llegar a casa, todo él, y no es pequeño precisamente, desprendía un cierto efluvio, bueno seamos francos, más bien un tremendo pestazo, a alcohol y a tabaco, cosa que su mujer no acabó de asimilar como relacionado con un robo, sino más bien con una noche treméndamente loca. Y creedme, sólo hay algo peor que una tremenda bronca de la mujer de Dani por haber pasado una noche loca, y es que encima no haya existido tal Fiesta, y que el pobre pasase la noche entre el office de la discoteca lavando vasos, y la comisaría denunciando el hurto e intentando explicar al mismo tiempo el porqué de su olor corporal a carajillo de Baileys …
Yo como socio fundador de este selecto Club, nacido ahora hará unos 6 meses, le di la bienvenida y su carnet de socio con el número 372, y de paso intenté animarlo un poco:
- piensa en lo que te vas a ahorrar a partir de ahora, le dije.
- no entiendo, me contestó.
- por un lado, en copas, ya que en la disco seguro que no te dejan volver a entrar, además tu mujer no te va a dejar salir de casa después de lo de la otra noche, y por si fuera poco, a partir de ahora ya no necesitas pantalones con bolsillos traseros ya que no volverás a meter la cartera en dicho lugar.
La verdad es que Thailandia es uno de los lugares más seguros que he conocido, en parte por su concepción de la religión budista y de la vida misma, como una secuencia de reencarnaciones acordes con lo bueno o malo que hayas sido en la vida precedente, y por otra parte, aunque no menos importante, por las duras penas que tienen establecidas para los delincuentes.
Me hace gracia leer en algunos medios británicos o americanos las advertencias acerca de la inseguridad ciudadana en Thailandia, un País en el que ha sido noticia el asesinato de 5 o 6 extranjeros en los últimos 10 años, y donde algunos de los culpables de estos asesinatos han sido condenados a muerte o bien encerrados para toda la vida. Lo que yo recuerdo de Londres, Brighton, Nueva York, Las Vegas, Los Ángeles, etc. es que por la noche es mejor no salir y mucho menos solo, y en depende que barrios mejor ni por el día.
En sucesivas estancias cortas en dichas ciudades, rara ha sido la vez que no haya leído la noticia sobre el asesinato de algún foráneo coincidiendo con mi visita, por lo que o bien la inseguridad ciudadana en cualquiera de estas ciudades (y otras muchas ciudades occidentales) deja mucho que desear, o bien soy un poco gafe, o bien soy un psycokiller en mis ratos de ocio…
En cuanto a robos con violencia en Thailandia, de pocos casos he oído hablar y poco he leído sobre estos actos en la prensa. Si hablamos de pequeños hurtos la cosa cambia un poco, si bien pienso que ocurren con muchísima menos frecuencia que en los Países Occidentales.
De todas formas, si salís de fiesta por la noche en Thailandia, poned la cartera donde la pondríais en Occidente (en el bolsillo delantero), no os olvidéis de la expresión “mejor tener delante un katoey que tenerlo detrás”, y disfrutad de la noche thailandesa

Así se quedó el pobre policía (que no su mujer) tras oir la historia de Dani

Las mujeres más hermosas … o no

Viernes, Mayo 9th, 2008
HISTORIAS DE TRANSEXUALES – Texto de Tiburcio Samsa extraido de su blog: http://asiabudayrollitosprimavera.blogspot.com/

La buena noticia para los hombres en Thailandia es que el país está lleno de mujeres hermosas. La mala noticia es que cuando te encuentras con una mujer alta, muy femenina y con pechos exuberantes lo más probable es que se trate de un transexual (katoey en thai).

* * *
Aquel británico tenía en Phuket el bar de chicas más peculiar que haya conocido nunca: no tenía chicas. Eso había sido una imposición de su mujer thailandesa. Como al menos su mujer sí que le permitía seguir vendiendo cerveza, me pasé algunas noches por su bar. Las ventajas de ser el único cliente era que podía elegir la música que escucharíamos y que tenía derecho a la atención exclusiva del dueño del bar. Por suerte era un gran conversador y estaba lleno de anécdotas.
Mi favorita era la del británico que solía frecuentar un bar de transexuales y se enamoró de uno. El amor era mutuo. Un día, la transexual, le dijo: “Estoy ahorrando para operarme de abajo. Cuando lo haga, nos casaremos y tendremos niños”.
Resultaba evidente que la transexual había hecho novillos durante las clases de anatomía en el colegio.

* * *
Eran dos cordobeses muy simpáticos. Llevaban unos pocos días en Bangkok y me estuvieron contando lo que se lo estaban pasando. Justo la noche anterior habían estado en un bar muy divertido del soi Nana. Estaba intentando recordar a qué bar se referían, cuando caí en la cuenta: “Ah sí, ya sé a qué bar os referís. El de las transexuales, ¿verdad?” Les cambió la cara. Tras un momento de silencio, se pusieron a hablar del tráfico en Bangkok.

* * *
Aquel norteamericano era realmente perverso. Cada vez que le llegaba una visita de Estados Unidos, el primer día se la llevaba a un bar de Silom que estaba lleno de katoeys. El visitante llegaba con jet lag y con sueño y de pronto se encontraba con una cerveza en las manos y rodeado de mujeres altas y femeninas, dispuestas a lo que fuera. Cuando el visitante ya iba por la tercera cerveza y la décima exploración bucal y táctil del katoey que se le hubiera apalancado, el norteamericano le preguntaba con un tono neutro: “Por cierto, te has dado cuenta de que todas aquí son transexuales, ¿verdad?”

* * *
Durante varias semanas estuvimos yendo a aquel restaurante y por más que lo discutíamos nunca llegábamos a tener la certeza de si aquella camarera era un “katoey” o no. Argumentos a favor de que era un “katoey”: su voz, extremadamente grave; la proporción torso/caderas, que era la de un hombre; medía más de un metro setenta y cinco. Argumentos a favor de que era una mujer: su rostro era muy femenino; no se le notaba la nuez; ni sus brazos ni sus piernas tenían una musculatura masculina. Había un factor adicional, que nunca pudimos determinar si inclinaba la balanza en un sentido o en otro: no tenía tetas. Unos decían que eso era una prueba más de que era una transexual. Otros decían que al contrario, que lo primero que hace una transexual es colocarse unos pechos, que parece un airbag con piernas; si no tenía tetas, era porque se trataba de una mujer.
Un día decidimos celebrar un debate final. Los nueve que habíamos estado discutiendo la cuestión durante semanas nos fuimos al restaurante y pasamos la comida ponderando las dos posturas. A los postres votamos. Por cinco a cuatro salió que era “katoey”. O sea, que al final resultó ser una transexual, pero por poco.

* * *
Era un hombre maduro, elegante y culto. Le acompañaba una transexual de facciones muy finas. El hombre me contó la historia: “Era de noche. Iba caminando junto al río, cuando le vi haciendo la calle. Hubo algo en su cara que me atrajo. Le invité a cenar. Durante la cena noté que tenía una sensibilidad fuera de lo común. Pensé que sería una lástima que tanta sensibilidad y tanto potencial se echaran a perder en un sito tan sórdido. Le dije que se viniera conmigo a Europa y aceptó.”

Antes de separarnos, el hombre me sacó una foto con su cámara digital. Dijo que quería hacerme un retrato.
La noche siguiente volvimos a quedar. El hombre me entregó mi retrato. “No encontré pintura y lo he tenido que hacer con el maquillaje de mi compañera”. Los colores escogidos eran un poco peculiares, pero el parecido era perfecto. Lo había pintado sobre dos cartones que había unido con pinta de embalar. La línea de unión entre los cartones cortaba mi frente en dos partes iguales.
“Ahora eres como Velázquez”, me dijo.
- ¿Cómo Velázquez?

- Para pintar “Las Meninas”, Velázquez tuvo que unir dos lienzos, como yo he hecho con estos dos cartones. La línea de unión de loos lienzos pasa por su cabeza. Era su manera sutil de decir que estaba hasta el gorro de ser pintor de cámara.
Me gustó la metáfora. Soy como Velázquez. Yo también estoy hasta el gorro.

Temblad con esta competencia …

Miércoles, Mayo 7th, 2008
THAILANDIA, DONDE LA REALIDAD (SIEMPRE) SUPERA LA FICCIÓN

Desde Barcelona, mi amiga Anna me envía, no sin cierta resignación, estas fotos de un concurso celebrado en Thailadia.





Desde aquí, quiero tranquilizar a Anna, ya que tras ponerme en contacto con los organizadores del Concurso para intentar conseguir algunos teléfonos (por suerte, a mí no me cae tan lejos), me he llevado el gran chasco de saber que se trata del concurso para la Elección de Miss Katoey, o lo que es lo mismo en inglés, Miss LadyBoy, o en Español, Miss Transexual

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